Si te digo que no me gusta la palabra revolución. ¿Me odiarías?.
No es que sea un hippie sentado mirando el cielo. Soy alguien con cara- dicen que de mujer- mirando el cielo. No soy una acomodada. Aunque no podría inducir a mi boca a llenarse de frases tan volátiles y poco genuinas como poder popular. Si el poder te desdobla y un pueblo desdoblado, ya lo tenemos.
¿Me odias por qué no me quiero revolucionar.? La verdad es que yo me quiero calmar. Pero para escribirte estas simples palabras tuve que pensar tú cara de decepción, y luego, de rabia, al verme, escucharme, peor, leerme. Leerme de verdad.
Quizá quiera construir de lo medio contruido que ésta. De lo destruido que tú dices que es. Sí, sí, sí ya sé que es una destrución mediocre, sí, quizá, no sé... pero ¿y qué? ¿por qué no comenzamos de ahí?. De todo lo mundano, hiriente, dañino que es o ¿simplemente la maleza mata a la hierba buena?. Me estoy respondiendo sola antes de escuchar tú argumento porque lo sé. Lo entiendo, lo comprendo y me gustaría vivirlo como tú lo haces. Pero yo sólo quiero respirar, calmarme- un poco- sólo un poco (lo que para mí sería casi absoluto).
Sé que estoy enfrascada en egoísmo y casancio. Soy yo la violenta poseída por simpleza, con esa burda pasividad que no gana nada y hace nada pero y si ¿sólo vemos las nubes.? .
¿Una burrada?. ¿Tanto como mi 'casi absoluto'?