20 de mayo de 2016

Me desvelé, comencé a revisar fotos antiguas que tenía publicadas en twitter ninguna tiene un mensaje explícito pero no es necesario para recordar el sentimiento que tenía por el 2013. Si le pudiera dar un color sería gris, con movimientos lentos, de textura densa y de crecimiento incesable. Fue una época donde perdí esencia. Era otra, sub sumida en otros criterios que nunca me enseñaron, alejada de toda enseñanza calórica autónoma. Más que probar cosas nuevas quise borrar lo que era, he ahí el GRAN error… entre tantos.

Creo que los ejemplos otorgan mayor comprensión, me agrada el que compartí con una amiga para explicarle lo que me configura todo este temita. 

Si me dijeran en la micro que tengo la oportunidad de reglar felicidad a las personas que están sentadas ahí, obviamente, les regalaría felicidad ¿porque no? Supongo que mientras aumente la cantidad de felicidad en las personas más fácil será obtenerla para otros y bacán por todos y pa’ todos. 

No es una conclusión de buena persona sino más bien de lógica creo que todo es un circulo todo llega a ti tarde o temprano (motivo que es bastante egoísta si lo pienso dos veces). Pero a él no, no le deseo la felicidad, tampoco odio. No hay nada que sentir y eso aún me produce resquemor. No soy una santa en potencia pero no desear la felicidad, sólo porque sí, me es…raro. Todos deberías ser felices, como todos deberían estar tomando un helado ahora sólo porque es rico, digo, nada me pasa a mi con realmente desearlo.

Pero él, nada. Si preguntarán  mi opinión callaría, algo ajeno a mi esencia de querer opinar de todo lo que es opinable , (tal como la canción “Yo opino”  de 31 minutos).Ridiculo es, en todo caso, que me reste por esa persona, tal cual como siempre fue esa relación. 

“No me arrepiento de lo que viví” es una frase típica y cliché pero llena  de verdad, no, no me arrepiento. Tampoco es que lo volvería a vivir de nuevo (nunca tan sádica) pero supongo que necesitaba crecer. Pegarme los desordenes que se viven en la adolescencia y “cachar” un poco más. 
Fue doloroso- de verdad - darse cuenta que las series románticas son eso sólo eso series, actores, una buena producción y una banda sonora manipuladora de emociones.

Mi nivel de inocencia (rozando estupidez) de la que era dueña . Creía, quería creer y me hacía creer. Aunque muy en el fondo sabía lo que pasaba lo vi desde la primera vez que grito en la calle, en un paradero, le había dado su regalo, se acercaba de su cumpleaños y por primera vez me atrevía regalarle a un hombre (que no era de mi familia, ni amigos) un presente. Ahora que lo pienso me convenció de eso y de miles de cosas más. Me daba cuenta, lo peor es que sabía que el me convencía a comprar, regalar, ir, venir a lo que fuera. No me exculpo de nada, obviamente era mayor de edad, con un grado de madurez importante y supuestamente con toneladas de discursos intelectuales en mi espalda pero esas cosas no sirven. ¿La verdad? ninguna tontera sirve cuando caes. Sólo tu pero estas tan enviciada en discursos bonitos pero sin tangibilidad que te seguís cayendo.


Ese día creo que se molestó (con él nunca se sabía concretamente nada) porque vivía lejos, quería carretear o quería que me quedará o no sé nunca supe nada, pero gritaba en el paradero que estaba aburrido, chato, “¡¿qué cómo era posible que viviera tan lejos?!. Esa hueá es ridicula”, que siempre todos sus cercanos han vivido cerca, que no estaba acostumbrado, que quien sabe que. Grito casi cinco minutos, la gente sólo miraba de reojo y estaba impávida. Sí, me daba vergüenza pero más pena de no agradarle-